miércoles, 12 de marzo de 2008

SER CIUDADANO

El concepto de ciudadanía está ligado íntimamente con la democracia. Expresa un ideal clásico, vinculado a valores inherentes a nuestra civilización y tradición y aunque no siempre estos dos conceptos hayan ido juntos, podríamos afirmar que la democracia no se sostiene sin el apoyo de la ciudadanía.

A fin de entender la hipótesis planteada arriba conviene desarrollar qué entendemos por democracia y qué entendemos por ciudadanía.

En principio, para mayor comprensión del término democracia, distinguiremos la democracia como estilo de vida de la democracia política.

  • Democracia como estilo de vida es una práctica inspirada en un conjunto de valores que se pueden transmitir

  • Por Democracia política entendemos la vigencia de un conjunto de pautas Institucionales que conforman un determinado régimen de gobierno

Ciudadanía, por su parte, implica un estado civil en el que confluyen elementos de tipo jurídicos, políticos y morales. Estos elementos otorgan identidad y pertenencia a los miembros de la comunidad que están protegidos por las instituciones y al mismo tiempo están dispuestos a contribuir por ellas.

  • En el sentido jurídico, la ciudadanía equivale al reconocimiento de una serie de derechos y de deberes, relacionados con la participación en la esfera pública.
  • El vínculo político consiste en proporcionar la puesta en práctica de esta clase de derechos y deberes reconocidos.

  • Pero desde el punto de vista moral, la ciudadanía constituye una dimensión ética que nos confiere identidad como seres políticos. Distintas corrientes de pensamiento coinciden en que la ciudadanía es siempre la definición de un ejercicio mora!, es decir, la ejecución de una práctica de compromiso.

Ser un buen ciudadano y llegar a ser una buena persona son búsquedas coincidentes. No se puede ser ciudadano y no aspirar a una buena ciudadanía.

Pero como la ciudadanía implica convivencia, hablaremos de ella como una actividad normada. El respeto a las normas conlleva la utilización de los mecanismos institucionales para dirimir los conflictos en el marco de la ley y de la justicia. En este sentido, el consenso es el único procedimiento legítimo para efectuar los cambios que sean necesarios en el sistema normativo vigente.

Desde esta convivencia, encuentra sentido construir una moral ciudadana que nos obligue a colaborar en la perfección de la sociedad.

Es así como la toma de conciencia individual se vuelve necesaria, porque sólo mediante la suma de voluntades de cada uno, se puede llegar a alcanzar una moral que devenga en que el cumplimiento sea la regla, y no la excepción.

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